Melita Ruth Martín Carrasco, militante Marplatense secuestrada desaparecida en 1977.

   

    Secuestrada desaparecida a principios de marzo de 1977 a los 29 años de edad, "permanece desaparecida"
    SDH: 2956

    Melita nació en Chile, el 3 de julio de 1947, pronto su familia se trasladó a la Argentina, donde ella adquirió la nacionalidad.
    Al fallecer su madre quedó a cargo de Mario, su hermano menor.

    En algún momento de su trayectoria personal estuvo relacionada con la Facultad de Bellas Artes de la Plata, donde actualmente existe un legajo en reconstrucción que podemos ver.

    Se trasladó a Mar del Plata. Fueron años muy duros, en los que nuestra compañera intentó mejorar su vida y la de su hermano.

    En 1974 formaba parte de la plantilla de trabajadores del supermercado La Estrella Argentina, donde a fines de mayo de ese año se generó un conflicto laboral por su despido, entre otros, produciéndose a posteriori ataques contra la sede y militantes de nuestro partido, la burocracia sindical tomó nota entonces de su filiación, podemos ver recortes periodísticos de este conflicto. LINK a los artículos del conflicto.
    A mediados de 1975 comenzó a trabajar en una empresa de Instalaciones Telefónicas, como secretaria, ocupación que abandonó a fines de octubre de 1976, ante la cacería desatada contra el PST.

    El 30 de octubre de 1976, Melita dejó Mar del Plata, junto a una dirigente de la J.S.A, conducidas en su camioneta rumbo a la ciudad de Buenos Aires, por el compañero Adrián Sergio López Vacca, (secuestrado desaparecio el 8 de noviembre de 1976).

    Pronto se instaló en Buenos Aires y comenzó a trabajar en la Caja de Ahorros.

    Su hermano relata en una declaración ante la Secretaría de DDHH: “A principios de 1977, mi domicilio en Mar del Plata, fue allanado por personas de civil y armadas. Me interrogaron acerca de mi hermana y otras personas, destruyendo y robando elementos de mi vivienda antes de abandonarla”.
“En febrero de 1977, a través de un tercero, mi hermana me hizo llegar una carta, entonces pude encontrarme con ella, en un lugar público de la ciudad de Buenos Aires”.
“A los pocos días de haber estado con mi hermana, mi domicilio fue allanado nuevamente por las mismas personas que habían efectuado el procedimiento anterior. Amenazado con armas de fuego, fui obligado a abandonar mi casa, subir a un automóvil y encapuchado me trasladaron a un sitio, donde pude advertir que se encontraban un número indeterminado de gente en la misma situación. Fui sometido a todo tipo de interrogatorios referentes a mi hermana y otras personas desconocidas para mí. Sometido a golpes y torturas procedimiento que al carecer yo de información que fuera de alguna utilidad para ellos se repitió a lo largo de toda
aquélla noche. Finalmente me encerraron en un cuarto donde permanecí hasta la noche siguiente, cuando me liberaron en la misma forma en que me habían secuestrado”.
“Finalmente en junio de 1977, cuando volvía del trabajo, y en cercanías de mi domicilio, se me aproximó una persona; con gran inquietud y en pocas palabras me informó que tiempo antes en Capital Federal, mi hermana había sido secuestrada en su lugar de trabajo por un destacamento del ejército. Carecía de más información y sólo estaba tratando de ponerme en conocimiento”.

    El viaje de Mario Martín a finales de febrero del 77 a Buenos Aires, estuvo rodeado de las medidas de seguridad necesarias para evitar tanto el seguimiento como la identificación del domicilio; en la Estación de Constitución lo estaba esperando alguien que lo acompañó hasta un café, donde se encontró con Melita. Tomando varios colectivos, lo llevó hasta su casa, y ahí pasó esa tarde. Después, volviendo a tomar una cantidad de colectivos, de hecho él no sabe ni tiene ninguna idea de por donde era la casa, Melita lo devolvió a la Estación Constitución, donde tomó el tren de regreso a Mar del Plata. Esa fue la última vez que vió a su hermana.

    Melita fue secuestrada al salir de su lugar de trabajo la Caja de Ahorros de Buenos Aires, en Capital Federal, entre el 1 y 12 de marzo de 1977, al día siguiente de su desaparición fue obligada a llamar al teléfono de control para concertar una cita envenenada cerca del Jardín Botánico.
    Por supuesto que los mecanismos de seguridad habían funcionado, y se sabía que ella había sido secuestrada.

    Como hipótesis de la localización de su paradero se plantea, que en el último allanamiento del domicilio de su hermano hayan encontrado una pista que llevó a los genocidas hasta el lugar de trabajo de Melita.