Lucha del Gremio del
Pescado en Mar del Plata 1972 - 1974.
Introducción al conflicto:
En la sociedad
capitalista a decir de la Burguesía impera la ley de la oferta y la
demanda, aplicándola al mercado laboral podríamos decir que existe una
parte contratante y otra contratada, la primera con el poder que deriva
de la posesión de los medios económicos, y la segunda tan solo con su
capacidad organizativa. Este tema merece un desarrollo mas
pormenorizado, que no es objeto de esta recopilación.
Pasada la bonanza económica derivada del fin de la Guerra Mundial y la
Posguerra Europea, (Argentina fue la gran exportadora de proteínas y el
granero de Europa), como último recurso para saciar la avidez de divisas
de la Burguesía Nacional y como fuente de ingresos extra para la casta
gobernante, se comienza a vender las riquezas nacionales, del subsuelo,
del suelo, y a partir de comienzos de los 70 del Mar Argentino.
En concreto en Mar del Plata, los bañistas de aquella época podrán
recordar a los barcos Japoneses atontando los peces con dinamita, para
luego pasar la red, práctica al objeto de convertir en harina de pescado
lo obtenido, lo mencionado era totalmente nocivo para los fondos marinos
y la reproducción de las especies. Posteriormente la llegada de barcos
factoría Griegos al puerto de Mar del Plata (relatado en el articulo
“Entre el hielo y el fuego” versión extendida), ahonda la crisis de
falta de pescado, y ofrece un método alternativo de extorsión a la
patronal del sector, que en esa parte no dependía de la mano de obra local.
A lo anterior hay que sumar las prácticas de la economía sumergida,
comenzando por la propia Prefectura, que era incapaz de controlar el
pescado desembarcado, los casi inexistentes medios de la Administración
del Estado, y la burocracia sindical que la amparaba con su inactividad.
Tal práctica consistía en procesar el pescado en establecimientos
ilegales, donde todo funcionaba a la altura de las circunstancias, hasta
el punto de que los propios empresarios del sector tenían plantas
legales y otras ilegales. Lo más nefasto de esta situación, es que toda
la economía del sector se precipitaba en tromba hacia esta práctica, ya
que los propios trabajadores de una planta legal, cuando no trabajaban
por falta de pescado, hacían changas en tales establecimientos; era eso
o el hambre.
Ante esta situación, la lucha de los trabajadores de la industria de la
pesca se orientó a conseguir lo que se denominaba garantía salarial
horaria, o sea que se les garantizase unas horas y salario mínimo haya o
no pescado, lo se pretendía con esta reglamentación era la disminución
de la economía sumergida, ya que al mantener plantillas fijas, la
existencia de plantas ilegales de procesamiento de pescado lesionarían
los intereses de los empresarios en sus plantas legales.
La firma del convenio laboral 161/75 de la industria del pescado fue el
resultado de tal lucha.
A continuación un relato de uno de los protagonistas de estas historias,
recordando al compañero Julio Manza militante del PST desaparecido en
enero de 1979, y que da una idéa la situación en que se vivía.
Extraído de revista digital que corra la voz:
http://revistaquecorralavoz.blogspot.com/2011/04/memoria-portuaria-julio-manza-signo-de.html?m=0
Hoy quiero contarles la historia de un compañero de la década del
setenta, Julio Mártires Manza, militante del PST, fue delegado de planta
en DISPESA, integró junto a otros compañeros una lista opositora a la
burocracia sindical de aquellos años; además era un delegado natural
donde iba a laburar por changas, así lo conozco. Fue en una planta que
estaba ubicada en Vértiz y Bermejo, llamada Rojo Mar, en frente operaba
Dambra Isla Escondida M.I.A. Era un saladero cuyo dueño era José Di
Iorio, un negrero de primera. Nos ocupó a unos cuantos compañeros que
hacíamos banquina o variado. Recuerdo que el pescado lo traían a granel
en camiones con volquetes y nosotros los fileteros lo levantábamos del
piso para ponerlo en las mesas que habíamos construido nosotros con
tambores del saladero con tablones de andamio. O sea que hacíamos
también el laburo de un par de peones.
Había a media cuadra un boliche, el del rengo Quito donde íbamos a comer
al medio día, ahí me plantea Julio, “Cordobés, ¿qué te parece si le
pedimos un par de monedas más por kilo por el laburo que hacíamos extra
de peones?”. Planeamos al toque con un par de compañeros, entre ellos la
compañera Mari, una uruguaya que venía escapando de la dictadura en su
país, de ovarios bien puestos que hizo pareja con un compañero que aun
trabaja en el puerto, el coli Fernández. Vuelvo a Julio, el compañero le
saltaba la garra de luchador incansable, evaluaba, reflexionaba y media
todos los pasos que íbamos a dar. La cuestión no fue muy difícil, lo
convencimos al patrón ya que tenía que si o si mandar todo lo que
elaboramos al mercado central de Buenos Aires en el día. No era que el
patrón era Papá Noel sino que nosotros le éramos imprescindibles. Que
tiempos los compartidos con Julio Manza (desaparecido), con Ramón
González, con Carmona, con el negro Lito, con Jorge Agüero, con la
gallega Josefa, con batata Sánchez (desaparecido), con anteojito Verón
(desaparecido), con Manzanita, con el negro Enrique, con el beto Rosa.
Julio Manza siempre acompañaba y pensaba como debíamos hacer mejor las
cosas. Recuerdo la toma de Galeote, ahí estábamos todos a pesar que
había compañeros a los cuales nos separaban pequeños matices pero
siempre coincidíamos en la lucha, que no solo era salarial sino que
discutíamos política. Julio era un compañero que siempre tenía una
sonrisa en su cara, te inyectaba ánimo y coraje. Una vez pasa por casa y
le comento que en lo del uruguayo Jorge alias "el buzo", hubo una acción
represiva, allí había una unidad básica, en ese lugar tipo casa chorizo,
nos reunimos muchas veces, recuerdo que en una de esas lo ví al
compañero del partido que pertenecía Julio, a Carlos Berdini. No borro
de mi memoria como Julio se la ingeniaba para repartir la prensa
partidaria del PST, llevaba los ejemplares en el agujero del manubrio de
la bicicleta. Le comento que el nieto de la dueña de casa me dijo que le
voltearon dos piezas el ejército; entraron una banda de milicos y
rompieron todo buscándolo al buzo, lo acusaban de Tupamaro y otras
cosas, por suerte se pudo exiliar. Yo le tiré una frase que se la
escuché al compañero Julio, “usted se anda poniendo de pechito”,
entonces Julio con su clásica sonrisa me responde, que no debía tener
miedo, que la historia la hacen los que van al frente. Era un valiente,
compañeros próximamente les contaré más sobre Julio y otros compañeros
más del setenta. Ustedes se merecen que le narremos la historia ya que
por suerte aun estamos algunos vivos, es más algunos peleamos en el
conflicto del 2007 como Elda Taborda, el polaco Muñoz y otros como
Gabbin, el negro Lito, Ramón González tratamos de esclarecer lo del
convenio 161/75 y el porqué de la lucha.
Un abrazo fraterno- Zenón Marquez-El Cordobés.
https://www.youtube.com/watch?v=4vr37QnN8Iw
1972 - 1974.
Documentos periodísticos, cartas, volantes:
Conflictos de 1972 en
la planta de Galeote (Galeotti y Real).
Reportaje a delegado
sindical Alfredo Sequeira, mayo de 1973.
Minuta de la situación en el puerto para confección de artículo
periodístico junio de 1973, luego la situación desemboca en la toma de
la fábrica de Galeote.
Toma de la fábrica de Galeote publicación de Avanzada Socialista de
fecha 08/08/73, a las 2 semanas de comenzado el conflicto.
Llamada de la JSA a apoyar el conflicto que se inicia con la toma de la
fábrica de Galeote, se cita para el 31 de Julio de 1973.
Medida de presión de la patronal y la burocracia sindical, agresión
armada a trabajadores del Pescado reunidos en asamblea en la Plaza del
Puerto, el ataque ocurrió el día 6 de agosto de 1973, entre los
agredidos se encuentraba el compañero Julio Manza, el hecho ocurrió
dentro de las jornadas de huelga de 48 horas del sector.
Elecciones sidicales el el gramio del
pescada noviembre de 1973, por primera vez participaba la Lista Verde,
clasista.
Resumido de:
“Entre el hielo y el fuego”. Hechos armados en la industria pesquera
marplatense durante la década del 70’
Gonzalo Julian Yurkievich(*)
(UNMdP; gonzaloyurkievich@yahoo.com.ar)
http://historiaregional.org/ojs/index.php/historiaregional/article/view/43/175
Preámbulo del conflicto
Hacia principios de 1974, la coyuntura macroeconómica nacional,
propiciada por la crisis económica internacional desatada en las
postrimerías del estado de bienestar, generó una disminución drástica de
las exportaciones. El cierre de algunas plantas y la disminución en la
utilización de mano de obra en las empresas que habían hecho punta y se
habían desarrollado con la exportación, en especial las del grupo
Ventura y las de los empresarios Greco, Rodríguez Dopaso y Dos Santos
Laranjeiras, propició las condiciones para la acción obrera organizada.
La lucha emanó de la necesidad de que la patronal sostuviera y se
hiciera cargo de sus trabajadores cuando no se pescaba o se interrumpía
la producción.
La consigna obrera clamaba por la garantía horaria, el aguinaldo, las
vacaciones pagas, el seguro médico y los incentivos familiares, entre
otras reivindicaciones, ya alcanzadas entonces por ramas productivas más
tradicionales. El Sindicato de Obreros de la Industria del Pescado
(SOIP) dirigido por el justicialista Abdul Saravia, era acusado de
colaboracionista de la patronal pesquera.
El abanico opositor a la dirigencia del gremio encaraba una postura
clasista y reivindicativa. El mismo estaba compuesto por organizaciones
que contaban, en su mayoría, con delegados en las plantas pesqueras.
Entre las organizaciones más importantes se encontraban: la
Agrupación Evita perteneciente a la Juventud de Trabajadores Peronistas
(JTP), muy vinculada con Montoneros; la Agrupación 26 de julio
perteneciente al Peronismo de Base (PB); la Agrupación 1º de mayo,
perteneciente al Partido Comunista Revolucionario (PCR); la Agrupación
Clasista de los Trabajadores del Pescado, perteneciente al Partido
Socialista de los Trabajadores (PST); el Movimiento Unificador del
Pescado, del Partido Comunista (PC) y la agrupación Bordó, del Partido
Comunista Marxista Leninista (PCML). El PRT-ERP, a pesar de su
política de inserción de cuadros en la industria no llegó a conformar
una agrupación propia. Fue política de esta organización sacar
rápidamente a sus militantes de la actividad a principios de 1974
pasando los mismos a la clandestinidad y a la actividad netamente
militar. El PB y la JTP, en cambio, participaban activamente de la vida
fabril y sus órganos gremiales tuvieron mucha más influencia sobre los
obreros, los cuales, a decir de los entrevistados, eran en su mayoría
peronistas. Otro actor que aparece en escena en este período es Corino
Diaz quien habiendo llegado al sindicato junto a Saravia en 1966, creó
en 1973 la Agrupación Naranja, la cual se ubicó como oposición del
oficialismo dentro del esquema ortodoxo del peronismo.
Durante los años 1973 y 1974 se produjeron varios enfrentamientos entre
obreros de la industria pertenecientes a las distintas agrupaciones
gremiales opositoras y grupos de choque del sindicato.
Los delegados de las listas opositoras participaban de las asambleas
realizadas en el sindicato pero siempre en un marco hostil y sin la
compañía de las bases obreras que sustentaban su liderazgo dentro de las
plantas. La referencia a la posibilidad constante y frecuente de la
violencia expresada a través de las armas o los golpes de puño se repite
en la memoria de quienes participaron de estos eventos.
Jorge nos cuenta: “Yo llegaba a la puerta y miraba si entraba o no y mis
compañeros de la fábrica se quedaban todos afuera. Adentro no sabías si
te iban a cagar a tiros o cargar a trompadas”.
Zenón, ex obrero del pescado y ex militante del Partido Comunista
Marxista Leninista (PCML) relata que: “la que señalaba a los compañeros
era la burocracia sindical. Había reuniones de los milicos, la
burocracia y la patronal. Vos ibas a una fábrica a pedir aumento y
levantaban un teléfono y te alzaban”.
16 de agosto del 74, Jorge, ex trabajador de la
industria y militante del Partido Comunista Revolucionario (PCR) y de la
Organización Sindical Clasista 1º de mayo relata este episodio, “Yo era
delegado de la empresa “MIA”. Nosotros éramos un cuerpo de delegados
opositor al sindicato. Las relaciones con el sindicato eran con armas…
se arrancó el paro, nos concentramos en la plaza de los fileteros… de
repente un grupo apareció corriendo, y atrás venía el sindicato con
armas largas… nos empezaron a sacudir… el tiroteo duró desde las 9 de la
mañana hasta el mediodía”.
Volante de la JSA llamando a apoyar el conficto de las fábricas de
Galeote y Polar, tomadas a fines de Julio de 1974.
Artículo
periodístico de Primera Plana de agosto de 1974 denunciando la
explotación, la precariedad, y la implicación de mandos de las Fuerzas
de Seguridad con intereses económicos en el sector.